Contactamos con Estela Giménez, una de las componentes del conjunto español que logró subirse a lo más alto del pódium en los olímpicos del 96 celebrados en Atlanta.
Preguntamos a Estela cúal es el primer recuerdo que le viene a la mente de su llegada a la capital. No duda ni un instante en respondernos:"La primera noche cené un sándwich y dormí agarrada de la mano de Violeta". Aquella noche Estela se acostó sin saber que el día que saliese de esa cama, iba a ser con un oro olímpico colgado del cuello.
Nos cuenta que el máximo apoyo en el equipo eran sus familiares. Pero Emilia, su entrenadora, consiguió que todas fuesen un piña conocida como "las conjunteras de Atlanta", hecho que llevó a una de ellas, Tania Lamarca, a escribir su libro "Lágrimas por una medalla". En este libro confiesa que todo su esfuerzo a nivel personal sí mereció la pena, pero a nivel deportivo no.
A modo de anécdota, el día previo a la competición las chicas, tras finalizar una terápia psicológica para liberar tensiones se reunieron en la puerta del gimnasio y con una tiza a modo de despedida cada una escribió su nombre, y al lado Atlanta'96.
Llegó el día de la competición y, tras haber realizado el buen ejercicio de cinco aros ejecutaron su segundo pase con tres pelotas y dos cintas. Al ver que Rusia, su gran rival había fallado supieron lo que eso significaba y lloraron de emoción por la proclamación de su gran victoria olímpica que ha pasado a la historia porque fue la primeria y única vez hasta el momento que España consigue un oro olímpico en esta modalidad.
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